Exposición Itinerancias Visibles
Esta muestra fotográfica visibiliza la historia y trayectoria de personas de diferentes orígenes que han migrado y viven en Barcelona. Las y los autores de las fotos son un grupo de jóvenes de 4º de ESO del Centro Educativo FEDAC Sant Andreu.
Otilio Ávila Díaz (Ávila). Barcelona 1945
Su padre era militar y lo destinaron a Santander cuando él tenía 17 años, pero pidió el traslado a Barcelona para poder vivir con el resto de su familia. Aquel fue un viaje muy duro, en un tren en pésimas condiciones. Era complicado para él vivir en la casa de su tío y acabó viviendo en 15 pensiones diferentes, hasta que se casó con Elvira en 1955. El catalán le costó mucho al principio, pero después de escuchar: “un español nunca conseguirá hablar catalán” tuvo mucha voluntad para aprender la lengua.
Foto y relato de Sara Ávila
Ramona Mikue Ondo (Guinea Ecuatorial). Barcelona, 2005
Es una chica que emigró cuando tenía seis años por voluntad de sus padres, porque creían que aquí podría conseguir un futuro mejor. Emigrar le supuso una pérdida de libertad, en Guinea salía cuando quería y conocía a todo el mundo, y en cambio aquí todo le era desconocido. Aunque no le dejaron elegir su futuro, tiene buena relación con sus padres. Actualmente, vive en Ciudad Meridiana con su abuela, está a gusto aquí pero a veces se siente discriminada por su color de piel. Fue un cambio muy duro pero, por suerte hizo amigos con facilidad y fue muy bien recibida en el Centro Cruilla de Salesians Sant Jordi, al que le tiene mucho cariño.
Foto y relato de Marta LLurba
Jordy Fernandez ( República Dominicana). Barcelona, 2008
Emigró a los ocho años con su madre, que vino buscando un futuro mejor. En un principio no estaba de acuerdo con el cambio, pero no podía decir que no. Añora mucho a sus abuelos y a su padre, con los cuales mantiene contacto a través de videollamadas y mensajes de texto. Ahora se han distanciado un poco, antes estaban más unidos. Lo que más le gusta de Barcelona es la seguridad y el ambiente de nuestro país. A pesar de que, en un principio le costó acercarse a la gente porque le parecían muy diferentes, hoy en día tiene muchos amigos.
Foto y relato: Regina López
Agustina Rodríguez (Uruguay). Barcelona, 2002
Cuando nació el país estaba en crisis, y a los ocho meses sus padres decidieron marcharse de Uruguay para buscar trabajo en otro lugar. Por esta razón, y a raíz de que sus abuelos paternos vivían en Barcelona, vinieron aquí un año después, con sus tíos y primos. Actualmente, vive con sus padres y su hermano, pero sigue manteniendo contacto con su familia de Uruguay. Si tuviera la opción de quedarse aquí o volver al país suramericano, preferiría quedarse en Barcelona.
Foto y relato de Neus Gràcia
Ana Cuenca Martín (Málaga). Barcelona, 1970
Por motivos económicos tuvo que emigrar con su marido y su hijo. El cambio le resultó difícil, puesto que dejó en Málaga a toda su familia, pero lo aceptó de la mejor manera posible. Su llegada fue muy buena, se sintió acogida desde el primer momento en la casa donde vivió hasta que pudo pagar un piso. Su relación con la ciudad andaluza continuó siendo igual, puesto que siempre que podía se comunicaba con sus padres a través de cartas, aunque echa de menos a sus hermanas.
Foto y relato de Nayra Ureña
Fernando (Ecuador). Barcelona, 2006
A los 32 años se vio obligado a migrar por culpa de los problemas económicos que tenía en casa. Aprovechó la oportunidad de venir gracias a un convenio entre España y Ecuador. En ese momento tuvo que viajar solo, sin sus hijos ni su mujer, y aunque fueron unos meses muy duros, más tarde ellos también vinieron a Barcelona. Le gustaría mucho volver a su país para compartir con toda su familia y disfrutar del clima que hay allá. El único recuerdo que le queda es esta camiseta del Ecuador.
Foto y relato de Mireia Pagès
Yezid Arteta (Colombia). Barcelona, 2006
Líder del movimiento estudiantil del país, entró a la guerrilla de las FARC y fue capturado doce años después en un combate con el ejército. La prensa fue su único contacto con la realidad durante 3.662 días. Cuando salió de la prisión decidió renunciar a las armas y después de vivir el acoso por parte del gobierno colombiano tuvo que venir a España por razones de seguridad. Desde entonces no ve a sus hijos, con los cuales mantiene contacto por teléfono y vídeo llamada. Ha colaborado en el proceso de paz de Colombia desde la Escuela de Cultura de Pau de la Universitat Autònoma de Barcelona.
Foto y relato de Núria Simarro
Rosa Amalia López (El Salvador). Barcelona, 1977
Sus recuerdos se remontan a su corta infancia cuando vivía en una barraca de bambú. Tuvo que emigrar a España a los tenía cinco años porque su madre se enamoró de un español. Al llegar a Madrid no tuvo una buena acogida, recuerda que cuando iba a la escuela los compañeros se reían de ella. Finalmente, creció en Barcelona, donde dejó sus estudios para dedicarse a trabajar, se casó con un catalán y tuvo seis hijos. Aunque no tiene amigos, ni familia en El Salvador, su lugar de origen está siempre en su corazón.
Foto y relato de Isabel Vergara
Gerardo Ureña (Sevilla). Barcelona, 1962
Nació en la Pedrera, Andalucía y vino a Barcelona a los 18 años buscando trabajo. La expectativa que tenía al llegar aquí era encontrar una vida mejor, puesto que allá las tierras no daban para poder sacar mucho dinero y había muy poco trabajo. Cuando llegó le gustó mucho la ciudad, había trabajo y la gente era muy amable, en general todo el mundo le acogió muy bien. Aquí conoció a su mujer, con la cual sigue casado. No le queda casi familia en Sevilla, por lo tanto echa nada de menos
Foto y reltato de Andrea Ureña
Zhe Yang (China). Barcelona, 2015
Su madre se mudó a Barcelona con la ayuda de su tío, y después de un tiempo vinieron también él y su padre. Al principio no quería migrar porque estaba acostumbrado al estilo de vida en China, allí están sus abuelos, sus amigos y los echa mucho de menos. Aún cuando sigue en contacto con la familia, y le gustaría volver a visitarlos, reconoce que ha aprendido mucho desde que llegó. Le gusta el ambiente de la ciudad y siente que le queda mucho por conocer.
Foto y relato de Jordy Fernández
Victoria Morales (Rusia). Barcelona, 2002
Pasó de vivir en una casa de acogida a tener una familia y, a pesar de que en aquel momento era demasiado pequeña para ser consciente de ello, con los años lo ha agradecido mucho. Lo peor para ella ha sido pensar que sus padres biológicos la rechazaron y lo que más echa de menos es tener una fotografía de recién nacida. Pero, afortunadamente se siente muy querida por sus padres adoptivos y su familia, nunca se ha sentido maltratada por ser de otro país. Actualmente mantiene contacto con una niña con la que vivió en la casa de acogida.
Foto y relato de Lídia Martell
Alfredo Sistilli (Argentina). Barcelona, 1995
Por cuestiones económicas no pudo acabar sus estudios universitarios y decidió empezar a trabajar a tiempo completo época en la que tuvo dos hijos. Cuando estalló la crisis en Argentina se mudó a Italia para reunirse con todos sus familiares. Después de separarse emigró a Barcelona y no tuvo problemas de acogida. Una vez aquí nació su tercer hijo, volviendo a crear una familia. Se siente orgulloso de haberlo criado en un entorno estable. Nunca volvería atrás, aunque sus mejores recuerdos están en Argentina.
Foto y relato de Giselle Vila
Dani Gómez y Alex Gómez (Rusia). Barcelona, 2004-2007
Dani y Alex son dos niños procedentes de Rusia que actualmente viven en Barcelona. Primero llegó Dani y tres años después vino Alex. Cuando llegaron, eran tan pequeños que realmente no podían valorar la nueva situación ni compararla. Hoy en día son más grandes y dicen estar muy contentos con su familia. Desde el primer momento todos los acogieron con mucho de afecto y amor. Valoran mucho su vida actual y hacen su rutina con total normalidad como cualquier niño de su edad.
Foto y relato de Victoria Morales
Alisha Jerez (República Dominicana). Barcelona, 2013
Pasó una infancia feliz en Santiago, junto a su abuela y sus primos. Mientras tanto, su madre trabajaba en Suiza, pero un día decidió trasladarse a España con el fin de tener más estabilidad y poder encontrarse con toda su familia en Barcelona, incluida Alisha. Moverse fue muy duro para ella, pero deseaba poder estar con su madre. Durante los primeros días en Barcelona vivió con mucha incertidumbre porque no sabía si se adaptaría bien a su nueva vida. Ahora es feliz, aunque una parte de su corazón sigue estando en Santiago.